Muchas son las consultas que recibimos sobre las indicaciones del tratamiento anticoagulante oral (TAO) con Sintrom y Aldocumar, los nuevos anticoagulantes. Una duda muy controvertida. Creemos que debemos aportar la opinión experimentada de nuestro equipo médico al respecto.
«Como médico, voy a resumir en este inicio cuál sería mi opción en el caso de tener que utilizar el tratamiento anticoagulante oral (TAO): sería el Sintrom.»
A continuación, explico mi opción:
- El Sintrom y Aldocumar (Acenocumarol y Warfarina) son dos anticoagulantes Antivitamina K, viejos conocidos de la medicina. Están entre nosotros desde hace setenta años y por lo tanto son viejos conocidos y por lo tanto conocemos sus defectos y virtudes y ha demostrado una alta efectividad y eficiencia.
Los cuatro nuevos productos son eso, nuevos y hay que tratarlos con la precaución como cualquier otro medicamento nuevo. Su historia es corta y tienen que demostrar muchas cosas. Hasta el momento no son mejores que los anteriores en cuanto a resultados clínicos.
- Algunos investigadores asocian a los primeros unas complicaciones (ya conocidas) y a los segundos otras complicaciones, y otras seguirán apareciendo. Algunos cirujanos, hematólogos y neurólogos hablan de pocas, pero muy graves complicaciones de sangrados no controlados en el caso de los nuevos.
- La normativa vigente del Ministerio de Sanidad, así como de la Consejería de Salud de nuestra Comunidad autónoma, Euskadi, es que el tratamiento de primera indicación debe de ser en todos los casos el Sintrom, y en caso de mal control, alergia, intolerancia se podrá acceder a los anticoagulantes de nueva generación. Esta norma está tomada de los estudios de investigación existentes a nivel mundial.
En este aspecto es muy importante la presión que realizan los laboratorios fabricantes de los nuevos anticoagulantes porque su interés económico es muy elevado (2% de la población está anticoagulada) y ofrecen compensaciones a los profesionales que incitan a su utilización. A pesar de ello, la alternativa no consigue desbancar al Sintrom como tratamiento más utilizado por los profesionales en el TAO (actualmente los nuevos se utilizan solo en el 25-30%).
Hasta aquí, con lo que hemos visto entre sintrom y aldocumar, los nuevos no aportan nada positivo frente a los antiguos. Seguimos con el análisis:
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En el caso de los nuevos no hay ningún sistema que podamos utilizar para comprobarlo. Dicen que no es necesario, pero hasta el momento nadie nos ha demostrado a los profesionales esa circunstancia. Sus vendedores, sus productores, lo dicen, pero no conozco ningún estudio que haya comprobado dicha circunstancia.
Sí existe un sistema de control de la coagulación en los servicios de hematología pero que no lo emplean salvo en casos excepcionales y no está accesible para la población, y es muy caro.
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Puedo mencionar aquí que un experto de investigación del Gobierno de Navarra, Dr. Juan Erviti, ha analizado los estudios presentados por los cuatro laboratorios de los nuevos anticoagulantes y se pone uno a temblar de las grandes lagunas que tienen como estudios de investigación. Muy poco fiables. Y esos son los argumentos que han empleado para su autorización y permiso.
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Antídoto: En el caso del Sintrom, si se nos presenta una urgencia sanitaria disponemos de un recurso para eliminar el efecto anticoagulante y poder intervenir. Se trata de la vitamina K, que funciona como antídoto y elimina el efecto del medicamento en breve tiempo. En el caso de los nuevos no existe esa posibilidad y se debe de esperar a que desaparezca el efecto para poder actuar, sobre todo para tener en cuenta en los casos que requieren de cirugía. Si la persona anticoagulada tiene un accidente, una infección interna, un derrame, un infarto, etc. se debe de esperar a que desaparezca el efecto anticoagulante.
En uno de los cuatro nuevos, el productor habla de que dispone de un antídoto, pero que, si se investiga, en la realidad, solamente existen un par de existencias a nivel hospitalario. Y nada más.
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En un aspecto, aparentemente, aportan algo los nuevos, y es que según sus fabricantes no es necesario hacer controles. Yo he consultado con médicos especialistas de diversos niveles y todos dicen que no se sabe si el paciente está anticoagulado o no, que no lo comprueban.
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Hay un último dato que, aunque poco ético, tampoco apoya el uso de los nuevos y es su precio, que a pesar de haber bajado mucho, todavía es diez veces más caro que el Sintrom.
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Y hablando de mi experiencia en este campo del TAO en el que llevo trabajando de forma intensa desde hace diez años, no he observado ningún fallecimiento referido al tratamiento con Sintrom y he visto muy pocas complicaciones tromboembólicas, sobre todo si nos referimos a las personas que utilizan el autocontrol del TAO. Son más de 1200 personas las que he observado a lo largo de estos años y que han utilizado esta práctica que aporta grandes mejoras en este tratamiento.
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Para analizar los resultados del TAO con Sintrom hay que tener en cuenta que es un tratamiento complicado, de personas de edad media muy alta, con otras enfermedades concomitantes, otros tratamientos y que se trata de unas enfermedades graves. Es fundamental hacer algo que no se hace en los Servicios de Salud, y tampoco en Osakidetza.
Enseñar bien a los pacientes todo lo que les concierne sobre el tratamiento, la forma de controlarlo, de hacerlo bien y además realizar los controles con frecuencia alta (más o menos cada semana). Si esto no se hace bien, los resultados nunca se podrán valorar de forma adecuada, ni valorar si el Sintrom es un tratamiento adecuado.
El tratamiento con Sintrom tiene sus peculiaridades que el paciente debe de conocer para obtener un buen resultado. En el Sistema de Salud no tienen tiempo para realizar esta función y por ese motivo obtienen malos resultados. En cambio, si le dedicas su tiempo para educar al interesado y se hacen controles cada semana para corregir las desviaciones, y se hace un seguimiento asesorado por profesionales los resultados mejoran alrededor de un 20% y pasan de ser de un 50-55% en Osakidetza a un 70-75% de media con el autocontrol.
También resulta más sencillo pasar a los pacientes a los nuevos anticoagulantes porque no hace falta esa dedicación y no hacen falta esos controles.
En mi experiencia de estos diez años no he visto en las personas que utilizan el autocontrol una sola defunción por el tratamiento con sintrom, y muy pocos eventos tromboembólicos (0,5-1%) y algunas hemorragias leves. En cambio, sí que he recogido eventos mortales de los nuevos anticoagulantes y personas a las que les han cambiado de tratamiento y a los meses han sufrido un evento o incluso han fallecido.
Todo esto son reflexiones sobre el Sintrom y Aldocumar, de un profesional de la sanidad que ha convivido con el TAO durante muchos años y muy intensamente desde hace diez años, periodo que lo inició con un estudio de investigación sobre el uso del autocontrol en Osakidetza y que se publicó a nivel internacional en BMC Cardiolovascular disorders (https://bmccardiovascdisord.biomedcentral.com/articles/10.1186/1471-2261-13-59)
En resumen,
Los nuevos anticoagulantes (Sintrom y Aldocumar) no aportan ninguna mejora en el aspecto clínico y muchas dudas en referencia a aspectos fundamentales del control de la coagulación y antídotos.
A pesar de esta realidad creo que cada uno debe de confiar en su médico de referencia que en cada caso decidirá lo que es más adecuado para cada persona y su patología.
Eduardo Tamayo
Médico Asesor de AGIAC